viernes, 5 de junio de 2020

LEYES ALIMENTICIAS

LEYES ALIMENTARIAS 


Alimentos para una Personalidad Sana (Las Leyes Alimentarias)

Notamos que desde los albores mismos de la historia bíblica, cuando Elohe  hubo establecido a Adám en el Huerto de Edén, el primer mandamiento que fue dado al hombre tenía que ver con la comida. Así pues, leemos:
“Dijo Elohe:
“He aquí que os doy toda planta que porta simiente -que hay en toda la faz de la tierra y todo árbol que contiene fruto portador de simiente, para vosotros será como alimento.”
(Génesis 1:29)
Posteriormente descubrimos que el pecado entró en el mundo por medio de una comida prohibida.
“De todo árbol del huerto comer, podrás comer, empero del árbol del conocimiento del bien y del mal, no habrás de comer de él … “
(Génesis 2:16-17)
Con estas palabras se manifiesta la preocupación divina por la alimentación de los seres (Adám y su mujer) a quienes había creado. Por tanto, si Elohe considera que es importante lo que el ser humano come, debe serlo también para el hombre mismo. Es Yahwéh quien establece lo que es muy importante y lo que no es tan importante para el hombre. Las Sagradas Escrituras enseñan que la comida es muy importante. La comida tiene mucho que ver con la santidad y con el pecado.
Siguiendo esta idea advertiremos en la Torah tres etapas de revelación divina en lo que a la alimentación del hombre se refiere:
  1. Desde la Creación hasta el Diluvio. En esta etapa, los únicos alimentos permitidos al ser humano eran los arriba citados (Gén. 1: 29), es decir, vegetales y frutos.
  2. Desde el Diluvio hasta Moisés: “Todo lo que se mueve, todo lo que vive, para vosotros será para comer, como la verdura y las plantas, a vosotros os he entregado todo. Pero, carne con su vida -su sangre- no habréis de comer” (Génesis 9:3).
  3. Desde Moisés hasta hoy: En nuestro capítulo, Levítico 11 y Deuteronomio 14:3-21, donde la Toráh enuncia las normas que tipifican y dividen a los animales, peces y aves, en dos categorías los “hatehorím venatemeím” (los puros y los impuros), permitiéndonos la Torah comer solamente los tipificados como puros, y pidiéndonos rechazar como abominables a todos los impuros.
Ahora bien, esta sucesión de hechos, y las mismas leyes alimentarias que la Torah enuncia, han sido motivo de profundos estudios por parte de los exégetas e intérpretes de la Torah en cada generación.
De limitamos rigurosamente al contexto bíblico, resulta evidente que las leyes alimentarias persiguen una finalidad: convertimos en personas consagradas a la Torah y a la bondad forjando en nosotros un carácter sobrio, y desarrollando en nosotros la moderación en los hábitos alimentarios, para que ello repercuta en nuestras actitudes y nuestras acciones.
En palabras de la Toráh:
Veanshé kódesh tihiun li ubasár basadéh terefáh lo tojelu laquelev tashlijún otó
(“Y hombres consagrados habréis de ser para Mí. y carne devorada en el campo no habréis de comer, a los perros habréis de arrojarla.”)
(Éxodo, 22:30)
Además, en Deuteronomio se nos recuerda que, ya que somos un pueblo consagrado por Yahwéh y para Él, por lo que no deberemos comer nada que sea abominable. Y a renglón seguido, la Torah enuncia los nombres y características de los animales, peces y aves que podemos comer, alejándonos de los otros, que deberemos repudiar.
Para lograr una sincera comprensión de todo esto, es necesario recordar que aquellos mandamientos que tratan sobre animales que son comestibles o no, son considerados jukim, lo que implica que no tienen ninguna explicación lógica. Se han intentado dar muchas explicaciones acerca del por qué ciertos animales son considerados impuros y otros puros, pero al fin y al cabo el hombre tiene que reconocer que no entiende del todo la razón por la que Elohe  dio estas instrucciones. Es muy probable que nunca podamos tener una explicación satisfactoria en cuanto a la razón por la que ciertos animales son considerados impuros por Yahwéh. La razón por la que debemos considerar estos animales como impuros es porque la Instrucción divina dice que son impuros. Profundizar más allá de lo escrito, siempre conlleva el riesgo de producir interpretaciones erróneas que pueden llevar a la confusión mental de los escogidos.
Una comida o un objeto que es considerado apto para el uso de un hebreo es llamado kasher, que significa “correcto”, “recto”, “aceptable”, “apto”. La palabra aparece tres veces en las Escrituras, (cf. Eclesiastés 10:10; 11:6;
6. En la mañana, siembra tu zera; ° y no reposes hasta el anochecer; porque tú no sabes cuál siembra prosperará, ° ésta, o aquella, o si ambas prosperarán. °Ester 8:5).
Por lo tanto, la finalidad principal de las leyes alimentarias de la Torah tienden a “kedusháh vetaharáh“, que traducido es “la consagración y la pureza” del alma redimida.
Cabe recordar que las leyes de “kashrut” (alimentación apta para ser comida de acuerdo con nuestra Torah) incluyen el no ingerir sangre animal, ni comer ningún alimento que mezcle carne con leche, en ninguna de las formas posibles. Por lo tanto, el objetivo de las normas del kashrut es en realidad proteger y cuidar la salud espiritual y la pureza interior del ser humano.
Está científicamente comprobado que el ser humano es lo que come. La calidad de la comida que uno ingiere afecta su salud, personalidad y sensibilidad. Los animales que la Torah nos prohíbe contienen características negativas. El consejo divino apunta a que nos abstengamos de comerlos para no incorporar sus características en nosotros.
La sangre contiene la fuerza vital del animal. No conviene ingerir esa faceta tan animal para que forme parte de nosotros.
La mezcla de carne con leche representa la mezcla de la vida con la muerte. No corresponde. Cada uno tiene su lugar.
La calidad de kashrut de los alimentos que comemos y de los cuales el cuerpo se nutre y se desarrolla determina si el cuerpo será un estorbo para el alma o una herramienta sensible por medio del cual el alma se podrá expresar con facilidad.
De este modo para el hebreo, la santidad no se limita a los lugares y momentos sagrados, por que toda la vida en si es sagrada. Incluso la actividad aparentemente frívola como es comer es de por si un acto divino.
Por lo tanto, el kashrut no fue establecidas por razones médicas; es más bien una senda para alcanzar la perfección espiritual, descrita en la Torah como “kedushá” (o santidad). Todo el sistema de Torah actúa, en última instancia, conforme a la relación que tenemos con el deseo, lo material, lo sensorial y corpóreo. Al transformar el aspecto animal e instintivo que hay en el hombre logramos forjar el recipiente apto para contener los grados superiores, es decir: lo espiritual por excelencia. Eso es santidad en la cosmovisión divina. Justamente en Vayikrá/Levítico 11, al final de la sección que se dedica a especificar lo que se puede y lo que no se puede comer, concluye con este llamado divino:
(Vayikrá/Levítico 11:44)
44. Porque Yo soy YAHWEH su Elohim; por lo tanto, dedíquense y sean Kadoshim, porque Yo soy Kadosh; y no se profanen con ninguna especie de criaturas de enjambre que se mueve sobre la tierra.
45. Porque Yo soy YAHWEH, quien los sacó de la tierra de Mitzrayim para ser su Elohim. Por lo tanto, ustedes serán Kadoshim, porque Yo soy Kadosh..

Escamas y Aletas: Raíz y Base de la Verdadera Espiritualidad



“Esto podréis comer de todo lo que hay en el agua:
todo lo que tiene aletas y escamas en el agua, en los mares y en los ríos, ésos podréis comer.”
(Levítico 11:9)

Dos detalles tenían que ser tenidos en cuenta por los hebreos al comer pescados: que estos tuvieran aletas y escamas a la vez. Estos detalles anatómicos trascendían el aspecto físico de estas criaturas marinas. Por el contrario, poseían un fuerte contenido profético, ya que su simbología establecía la calidad de adoración que un hebreo debía presentar en su diario vivir.
Recordemos que los peces en el agua también simbolizan a Israel y la Torah; así como el pez solo puede vivir en su medio propicio, el agua, también Israel vive solo por medio de la Torah, sumergida totalmente en sus “aguas”. Por esto, el mandamiento de comer todo pez que posea aletas y escamas simultáneamente está impregnado de una codificación yahvista que permite al alma hebrea desarrollar plenamente su propósito mesiánico en este mundo. Decodifiquemos pues los detalles divinamente requeridos.
Las “escamas”, simbólicamente hacen referencia al temor al Cielo, es decir a los juicios. Mientras que las “aletas” hacen referencia en su simbología al amor a Abba kadohs YHWH
Las “escamas” protegen al pez, del mismo modo, el temor al cielo protege a la persona de no ir por mal camino.
Las “aletas” permiten al pez avanzar, del mismo modo, el amor al Abba kadohs YHWH hace a la persona progresar en su vínculo con la divinidad.
Dice el Talmud para explicar esto dice: “Todo pez que tiene escamas tiene aletas, pero no todo pez que tiene aletas tiene escamas”. Esto significa que toda persona que se sumerge en el “agua” de la Torah, y por ende desarrolla “escamas” (Temor al Cielo), de seguro que desarrollará a lo largo de su peregrinar el amor a Abba kadohs  ya que tiene una buena base para fundamentar su comunión con Él. Pero quien solo tiene “aletas” (amor a Abba kadohs YHWH ), no necesariamente tiene “escamas”, es decir temor al Cielo, ya que el amor en el ser humano puede ser un sentimiento fugaz y no fundamentado.
El temor que produce la sumisión a la voluntad del Eterno YHWH, conforman la raíz y base del servicio divino. Sin dicho temor no hay crecimiento sólido.
Luego de que la persona humana toma conciencia ante quien está parado, puede construir su espiritualidad edificándola en el amor a Abba YHWH .

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